Ensenada, Baja California, México, 24 de marzo de 2023. Compartir un software para el pronóstico de réplicas tras la ocurrencia de un sismo fuerte, mostrar su uso y recibir la retroalimentación de los participantes para mejorar el programa respecto a cómo presentar la información y hacerla útil al mayor número de usuarios, fueron los objetivos del “Taller de pronóstico de réplicas” impartido por Max Schneider y Nicholas Van Der Elst, del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Realizado el 22 de marzo en asociación con el Departamento de Sismología del CICESE, el taller reunió a 44 personas –geocientíficos, personal operativo y de mando, ingenieros y comunicadores– de este centro de investigación y su unidad La Paz, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Servicio Sismológico Nacional, la Universidad Autónoma de Baja California, la Coordinación Baja California de Protección Civil –sedes San Quintín, Ensenada, Tijuana–, Seguridad Pública de Ensenada, Bomberos de San Quintín y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
La bienvenida al taller estuvo a cargo de Héctor González-Huizar, jefe del Departamento de Sismología del Centro, quien destacó la colaboración que ya existe con el USGS y el interés de ambas instituciones por incrementarla con el aprovechamiento y uso regional del software para el pronóstico de réplicas presentado en el taller.
Max Schneider explicó que después de grandes terremotos se producen movimientos sísmicos posteriores, llamados réplicas, que a su vez generan una secuencia de réplicas. Si bien la mayoría de las réplicas son de menor magnitud que el movimiento principal, éstas también pueden producir pérdidas humanas o daños materiales en construcciones y estructuras viales que se hayan desestabilizado por el sismo previo.
Además, las réplicas alteran la estabilidad de la zona y la vida cotidiana. “Dado que las secuencias de réplicas pueden durar días, meses o años y afectar a una gran región, resulta fundamental comprender sus patrones en el tiempo y espacio a fin de prever su comportamiento, protegemos y prepararnos frente a probables desastres”, señaló.
Max Schneider también explicó que, aunque ocurre en pocas ocasiones, alguna réplica puede registrar una magnitud (M) mayor que la del temblor principal. Como ejemplo citó el caso del terremoto y tsunami de M 9.1 registrado en Japón en 2011, que fue precedido por un temblor de M 7.3 dos días antes. “Cuando se registró el terremoto de M 7.3, se consideró que era el temblor principal. Luego, tras producirse el de M 9.1, este sismo de mayor magnitud pasó a ser el principal”.
Respecto al pronóstico de réplicas, el geocientífico de USGS mostró cómo el software ofrece información relativa a la cantidad prevista de réplicas y la probabilidad de que se produzcan temblores posteriores de mayor magnitud, así como estimaciones sobre cuándo y dónde podrían producirse.
Existen organismos o centros gubernamentales que han publicado pronósticos de réplicas, entre ellos el USGS y GeoNet, en Nueva Zelanda. Muchos grupos profesionales en diversos países han empleado estos pronósticos que sirven a los responsables de emergencias e ingenieros en la inspección de edificios dañados, así como a los operadores de infraestructuras en la determinación de los plazos y las normas de reparación de los servicios públicos.
Por su parte, Nicholas Van Der Elst, desarrollador del software en USGS, expuso cómo funciona la herramienta. Guiando a los participantes en el uso del software previamente instalado en sus laptops, dio la capacitación tomando la información del USGS de un sismo específico y las secuencias de réplicas pasadas en entornos tectónicos similares a donde se registró el gran sismo. El área a la que se aplica el pronóstico depende de la magnitud del temblor principal.
Los pronósticos suelen emitirse poco después de que se produzca el temblor principal, a los 30 minutos, y luego se actualizan en función de los datos de las réplicas que se producen. Los científicos actualizan los pronósticos periódicamente durante las primeras semanas, meses o años después del temblor principal.
En opinión de los expertos del USGS, los pronósticos a corto plazo –por ejemplo de un día de duración– pueden servir para tomar decisiones inmediatas en materia de respuesta y seguridad frente a un sismo, mientras que los pronósticos a largo plazo –por ejemplo, de un año de duración– pueden ser útiles en la elaboración de planes de recuperación y reconstrucción, sobre todo si una réplica de mayor magnitud prolonga la secuencia de réplicas.
El pronóstico se realiza siempre en función de un umbral de magnitud determinado, que puede contemplar réplicas más pequeñas y perceptibles (mayores que M 3) que inquieten a la población de la región, réplicas grandes que puedan producir daños (mayores que M 5) o réplicas que pueden provocar daños moderados (mayores que M 6) o grandes (mayores que M 7).
En el CICESE, después de este taller con USGS, comenta Héctor González-Huizar, se trabajará con el software para a mediano plazo considerar la posibilidad de generar pronósticos de réplicas que se difundan a través de la página de Resnom del Centro.
“Para el pronóstico de réplicas existen muchos estudios, pero no hay en México, como tal, un pronóstico de réplicas que se haga público. El CENAPRED analiza escenarios de réplicas y proporciona la información a ciertas instancias, pero no se publica como en el USGS.”
El jefe del Departamento de Sismología señaló: “Se hablará con nuestros técnicos para usar el software y hacer nuestros propios pronósticos. Empezaríamos gradualmente para conocer cómo funciona el sistema y hacerlo cautelosamente porque es muy delicada la información relativa a un sismo y sus probables réplicas. Es muy delicado tanto que pronostiques que no ocurrirá nada y suceda, o predecir qué ocurrirá algo, se desaloje gente, colonias, ciudades y no suceda. Es algo muy delicado. Existe mayor experiencia en el pronóstico meteorológico y aún éste puede fallar porque estamos hablando de probabilidades”.
Por su parte, Arturo Aragón Cabello, jefe operativo de Protección Civil del Estado con base en Tijuana, Daniel González Ávila, ingeniero geofísico del área de análisis del Servicio Sismológico Nacional, coincidieron en señalar lo excelente y útil que resultó el taller y el software compartido por USGS.
No obstante, también coincidieron en señalar que en México en general y en Baja California en particular aún falta consolidar una cultura sísmica. Socialmente habría que ser muy cautos y asertivos en la comunicación de pronósticos de réplicas posteriores a un gran sismo porque podría crearse confusión y que la gente piense que estamos dando indicios de que se pueden predecir los sismos; no, no se puede y queremos evitar confusiones.