Ensenada, Baja California, México, 26 de mayo de 2015. Ni en México ni en otros países existen rutas preferidas por los tornados. Lo que existen son áreas geográficas que por sus condiciones físicas son más propicias para su formación. En el centro de México predominan las tormentas orográficas que pueden dar origen a tornados de baja y mediana intensidad, en tanto que en estados como Chihuahua y Coahuila ocurren tormentas frontales que pueden producir tornados de mediana y alta intensidad.
Lo anterior fue señalado por el Dr. Oscar Velasco Fuentes, investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y uno de los pocos especialistas que tiene México en este tipo de fenómenos, quien consideró que ocurren con más frecuencia de la que pensamos.
Los tornados, dijo, son fenómenos de escala pequeña y de muy corta duración; por ello, no debe sorprender que en todo el mundo se reporten mucho menos tornados de los que ocurren en realidad.
A pesar de eso, los tornados han sido observados a lo largo y ancho de nuestro país durante por lo menos quinientos años. Por ejemplo, en el siglo XVIII el científico novohispano Antonio Alzate, en su descripción topográfica de la ciudad de México, escribió que "las trombas, tifones, o culebras de agua, como las nombran aquí, se presentan muy a menudo en este valle". Y en el siglo XIX Brasseur de Bourbourg, historiador y arqueólogo francés, afirmaba que el "tornado es un fenómeno muy común y sumamente notable en México."
A nivel mundial ninguno se compara con el tornado que el 26 de abril de 1989 mató a cerca de 1,300 personas en las ciudades de Daulatpur y Saturia, en Bangladesh. En México, el tornado más destructivo, ocurrido el 10 de mayo de 1899, mató a 22 personas en Hondo, Coahuila. En el mismo estado, el 24 de abril de 2007, en Piedras Negras, se registró otro evento que causó la muerte de 3 personas. El más reciente, como hemos observado, es el del lunes 25 de mayo, en ciudad de Acuña, Coahuila, que dejó un saldo de 13 personas fallecidas.
El investigador del CICESE explicó que los tornados se forman en tormentas inmersas en una atmósfera con tendencia a girar. Estas tormentas se producen por el ascenso elevado de aire húmedo y caliente. Dependiendo del mecanismo que hace subir al aire, las tormentas se clasifican en frontales, cuando dos masas de aire chocan a lo largo de un frente frío o cálido; orográficas, cuando la masa de aire sube al encontrarse con una montaña o cordillera, y convectivas, cuando la insolación intensa produce el ascenso localizado de masas de aire.
Según la distribución por altitud, la mayoría de los tornados registrados sucedieron entre los mil 500 y tres mil 500 metros, y ocurren con mayor persistencia en Oaxaca, Morelia, Cuernavaca, Tepic y la ciudad de México. También se cree que hay una correlación entre las densidades poblacionales y la observación de tornados.
El interés por construir un inventario confiable y actualizado de tornados ocurridos en México llevó al Dr. Oscar Velasco a realizar una búsqueda exhaustiva de registros que describieran la presencia de este fenómeno meteorológico.
A través de reportes provenientes de libros, periódicos, revistas científicas y boletines gubernamentales, publicó un catálogo de tornados observados entre 1521 y 2010, en el cual se identifica el tornado más antiguo del que se tiene registro en el continente americano, y dos tornados de vórtices múltiples en la Cuenca de México y uno en San Luis Potosí. Entre los tornados más antiguos destacan el ocurrido en Tlatelolco, México, el 21 de agosto de 1521; e Irlanda en 1054, Praga en 1119, Estados Unidos en 1680 y Francia en 1680.
Hasta octubre de 2010, Oscar Velasco tenía 182 eventos fechados. De éstos, más de un centenar corresponden a tornados y el resto a trombas marinas, nubes conoidales y tornados de vórtices múltiples. La mitad de estos eventos, dijo el investigador, ocurrió en una franja delgada que se extiende desde el Golfo de México hasta el océano Pacífico. Los mismos datos sugieren que en este país los tornados ocurren preferentemente en zonas montañosas y durante los meses de mayo y agosto, que fue el pico de ocurrencia de 176 eventos fechados completamente; mientras que la distribución horaria, de 59 eventos, fue entre 3 y 6 de la tarde.
Respecto a la tecnología utilizada para estudiar estos eventos, dijo que es la misma que se utiliza en otras áreas de las ciencias de la atmósfera: estaciones meteorológicas, investigación de campo, percepción remota, simulaciones numéricas y experimentos de laboratorio.
“Probablemente la tecnología más importante sea el radar: actualmente existen equipos diseñados para detectar si una tormenta puede producir un tornado; otros permiten identificar la presencia de un tornado una vez que se ha formado y otros más son capaces de medir las velocidades del viento dentro el tornado.
“Pero a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos de los últimos 50 años, el tornado sigue siendo elusivo: todavía hoy cerca de 75% de los avisos de tornado emitidos por el Servicio Meteorológico de Estados Unidos resultan ser falsas alarmas”, indicó.
Sobre las recomendaciones que deben seguir los habitantes de un lugar propenso a tornados, señaló que al observarse uno debe buscarse refugio inmediatamente. Los mejores lugares son habitaciones pequeñas en la planta baja, como clósets o baños. Los peores lugares son automóviles, auditorios, gimnasios e iglesias.
Finalmente dijo que si bien los tornados han sido observados en todos los estados del territorio nacional, en Baja California las condiciones sólo son propicias para la formación de tornados de baja y mediana intensidad.