Ensenada, Baja California, México, 24 de febrero de 2016. Durante la visita que el embajador de Japón en México hizo hoy al CICESE, conoció las instalaciones del Departamento de Innovación Biomédica, donde se han aislado moléculas que podrían emplearse en tratamientos contra tuberculosis, diabetes y diferentes tipos de cáncer, así como tratamientos contra el dolor crónico, y visitó el Laboratorio de Peces Marinos, donde se han estudiado aspectos genéticos, biológicos, nutricionales y reproductivos de especies como jurel, totoaba y lenguado.
El embajador Akira Yamada, acompañado de Kota Yamamoto y Lina Oshida, primer secretario y asistente de la Sección Económica de la embajada japonesa, respectivamente, sostuvieron en primer término una reunión con directivos del CICESE durante la visita de cortesía programada conjuntamente con autoridades del XXI Ayuntamiento de Ensenada.
En la reunión, donde estuvo presente por parte del CICESE su director general, Dr. Guido Marinone Moschetto, y los directores de Biología Experimental y Aplicada, Oceanología, Ciencias de la Tierra y de Impulso a la Innovación y Desarrollo, así como los directores de Gobierno y de Relaciones Públicas del ayuntamiento, Francisco Javier Shields Galindo y Alejandro Flores Zúñiga, respectivamente, el embajador Yamada dijo estar sorprendido por las instalaciones de este centro de investigación.
Reconoció que no tenía ningún antecedente sobre lo que es el CICESE, pero luego de ver los edificios y de recorrer parcialmente el campus, lo calificó como un instituto de alto nivel, por la ciencia y la tecnología que aquí se desarrolla, y por sus programas de estudios de posgrado.
Se mostró interesado en saber por qué se creó aquí este centro de investigación hace más de 42 años, siendo Ensenada una localidad alejada más de 3 mil kilómetros de la capital mexicana.
El Dr. Marinone contestó que hace 40 años las actividades científicas y tecnológicas estaban centralizadas en la ciudad de México, y que el proyecto de crear aquí un centro científico y de estudios superiores surgió por iniciativa del Dr. Nicolás Grijalva y Ortiz, un oceanógrafo mexicano que trabajaba en el Instituto Oceanográfico Scripps, el más importante en la costa oeste de Estados Unidos, localizado 100 kilómetros al norte de este puerto, en La Jolla, California.
Fue él quien sometió un proyecto al CONACYT en 1972, “que se aprobó, y esa fue la semilla”, dijo el Dr. Marinone.
Adicionalmente, agregó el Dr. Edgar Pavía López, director de la División de Oceanología del CICESE, la UNAM estaba construyendo el observatorio astronómico en la sierra de San Pedro Mártir y requerían apoyo en las áreas de óptica y electrónica; Baja California es una zona sismogenética única por sus características geológicas y geofísicas, y Ensenada está asentada en el océano Pacífico, donde ya existía una Escuela Superior de Ciencias Marinas. Todo esto, en conjunto, derivó en la creación de un centro dedicado a la investigación y el desarrollo de tecnología en las áreas de óptica, electrónica, ciencias del mar y de la Tierra, y que desde su inicio ofreció posgrados para capacitar recursos humanos en estas áreas.
La comitiva de la embajada japonesa, del ayuntamiento de Ensenada y del CICESE recorrió después las instalaciones del Departamento de Innovación Biomédica y el Laboratorio de Peces (Departamento de Acuicultura).
El Dr. Alexei Licea Navarro, director de la División de Biología Experimental y Aplicada explicó que el objetivo principal del grupo de siete investigadores que trabajan en Innovación Biomédica, es desarrollar al máximo las capacidades de investigación con la consecuente transferencia de tecnología a la industria farmacéutica nacional e internacional.
Consideró que varios proyectos ya están en proceso de transferencia de tecnología y otros están en camino de obtener patentes de invención. Sin embargo, agregó, requerimos de más estudios para analizar el potencial real de llegar a convertirse en medicamentos. “Por esa razón, estamos trabajando en colaboración con la industria farmacéutica nacional y empresas biotecnológicas internacionales, ya que con su apoyo daremos pasos más firmes en la consolidación de estas moléculas como nuevos medicamentos”.
Al recorrer los laboratorios, dijo que tienen capacidad para 40 estudiantes y personal técnico, con áreas especializadas en microorganismos patógenos nivel III, cultivo celular, citometría de flujo, fermentaciones, espectrometría de masas, secuenciación masiva de DNA de última generación y animalario.
Por su parte, el Dr. Benjamín Barón Sevilla, investigador del Departamento de Acuicultura, explicó a los visitantes que en el Laboratorio de Peces Marinos se trabaja principalmente con dos especies: jurel y totoaba, aunque sigue habiendo experimentos con lenguado, que es la especie que dio origen a estas instalaciones.
Dijo que la totoaba es una especie endémica del Golfo de California que, por su tasa de crecimiento, tiene un gran potencial para su cultivo. “Los experimentos que hemos hecho hasta ahora indican que puede llegar a crecer hasta 3 kilogramos en un año, y hasta 7 kilogramos en dos años, cosa que es espectacular”.
En cuanto a jurel, indicó que están haciendo experimentos de nutrición y fisiología, además de que están experimentando con productos herbales para eliminar parásitos. “Estamos empleando ajo contra un parásito que afecta las branquias de estos peces, y en cuanto a nutrición buscamos mejorar su crecimiento y resistencia”.
Aclaró que este es un laboratorio de investigación y docencia, por lo que no están orientados a producir peces comercialmente. Para ello está la industria, y comentó el caso de Baja Seas, una empresa con un laboratorio de producción en Eréndira (al sur de Ensenada), y que les proporciona alevines (peces juveniles) de jurel para experimentación.
Esta empresa produce juveniles, los engorda y comercializa en México y Estados Unidos. Es de reciente creación (aproximadamente 3 años) y ya está comercializando a buena escala.