Ensenada, Baja California, México, 16 de diciembre de 2016. En el estero de Punta Banda se encuentra una pequeña colonia de foca común o de puerto (Phoca vitulina) que se ha visto afectada por los disturbios que generan diversas actividades turísticas de la zona, tales como embarcaciones no motorizadas, motorizadas, humanos caminando, aviones o perros.
Como parte de su trabajo de tesis del posgrado en Ciencias de la Vida del CICESE, María Guadalupe Ruiz Mar monitoreó en un periodo de dos años cómo los disturbios humanos impactan negativamente la integración madre-cría de la Phoca vitulina, teniendo como resultado la disminución del tiempo dedicado al amamantamiento, en comparación con los días que no se presentó ningún disturbio.
“Las lanchas y motos acuáticas fueron las fuentes de disturbio más frecuentes en la zona; sin embargo, los peatones ocasionaron un mayor número de eventos de huida al agua, principalmente al acercarse de manera directa, lo que provocó que huyera un mayor número de individuos al mar” indicó.
No se ha comprobado que los disturbios presentes en la zona afectan en sí el periodo de lactancia (de dos a seis semanas), lo que sí se comprobó fue que interrumpen los eventos de amamantamiento. Es decir, la madre se encuentra alimentando a su cría, sucede un disturbio y deja de amamantar.
El impacto de los disturbios humanos en la zona del estero de Punta Banda puede contribuir a un efecto de cascada de toda la colonia de focas. Por un lado, Ruiz Mar indica que no sólo interrumpen los eventos de amamantamiento, sino el descanso de toda la colonia, reduciendo en más de 70% el número de individuos que se encontraban en tierra.
“Lo que pude observar también es que hay pescadores que quitan a las focas para ponerse a pescar ahí. Probablemente piensan que, como hay focas, hay comida. Pero no, las focas están descansando en esa zona”.
La menor inversión de tiempo en el proceso de amamantamiento de la madre a la cría y la ausencia de descanso de los demás miembros de la colonia podrían desencadenar estrés. El resultado podría ser que el sistema inmune de la foca común del estero de Punta Banda se reprima y quede vulnerable ante cualquier enfermedad.
“La Phoca vitulina, que se distribuye en el Pacífico y en el Atlántico norte, al ser un depredadro tope está muy implicado en la trama alimenticia en el estero de Punta Banda. Actúa sobre las niveles tróficos bajos, como en peces y cefalópodos (pulpo o calamar), de los cuales se alimenta” indicó María Guadalupe Ruiz.
Ruiz Mar indica que la educación ambiental podría ser un componente clave para mantener la colonia de foca común en el estero de Punta Banda. Por un lado se podría brindar información a los pescadores de la zona acerca de que esa es una área de descanso para la especie, y por otro lado compartir información con los turistas de la zona.
“Se debe trabajar con los pobladores de Punta Banda que tienen fácil acceso del lado de la marisma y que pueden acercarse por tierra o agua a la colonia. También podemos trabajar con el hotel Estero Beach, ya que ahí llegan muchísimos turistas y tienen el permiso de actividades recreativas, tanto motos como lanchas. Eso les facilita poder llegar a los sitios de descanso de las focas, tanto a la marisma como a la barra, y con ello perturban de manera significativa a los animales”.
Otra de las recomendaciones vertidas en la tesis de Ruiz Mar fue que durante el periodo de crianza se debería limitar el acceso a las playas donde están las focas, ya que se puede romper el vínculo entre madre-cría. En caso de llegar, las personas o embarcaciones no deben acercarse de manera directa a la colonia y no correr directamente hacia las focas, para no perturbarlas.
Más que prohibir actividades turísticas, Ruiz Mar indica que con información se puede conservar la Phoca vitulina en este estero.