Ensenada, Baja California, México, 23 de diciembre de 2016. Para poder leer un libro, sin duda, hay que abrirlo. Y para estudiar una roca, también. El Dr. Luis Alberto Delgado Argote, investigador del Departamento de Geología del CICESE, indica que una de las razones importantes de por qué estudiar las rocas es que nos cuentan la historia del planeta.
“Cuando cortamos una roca se hacen láminas delgadas para poder leer el contenido, que son minerales. Así reconstruimos la historia de cómo los minerales llegaron a estar dispuestos en la forma en la que los vemos. Entonces, podemos conocer la historia de cómo se formó esa roca. Si tomamos muchas rocas se puede formar la historia de una zona. Si armamos la historia de varias zonas y la unimos podemos armar la historia tectónica de una región y eso nos lleva a empezar a adentrarnos a la historia del planeta” compartió el geólogo.
Desde la Edad de Piedra, la humanidad ha utilizado las rocas como abrigo, defensa y herramienta, y su clasificación se basa en su origen: ígneas, sedimentarias y metamórficas.
Las rocas ígneas forman los volcanes, mientras que las rocas sedimentarias están formadas por fragmentos o precipitaciones de materiales normalmente en ambientes acuosos (arena de mares o ríos). El tercer tipo, las rocas metamórficas, se forman a partir de una roca que ha sido sometida a una presión y un calor elevados en un proceso denominado metamorfismo.
¿Por qué es importante estudiar y conocer las rocas?
Los mitos acerca de las rocas y minerales abundan, en su mayoría se pueden explicar con facilidad, como es el caso del ópalo. Este mineral en la época de los romanos se asociaba con los malos espíritus.
“El ópalo es un mineral muy bonito que además tiene colores. Los romanos lo montaban sobre anillos de oro o de fierro. Si el mineral se zafaba del anillo era considerado un acto del demonio o que los malos espíritus estaba presentes. Lo que sucede es que la gente ignoraba que el ópalo tiene un porcentaje de agua muy alto, en ambientes muy calientes estos minerales ricos en agua se expanden --muy poquito pero se expanden-- y en las noches cuando hace frío se contraen, por eso se zafaban”, explicó Delgado Argote.
Las formaciones rocosas también están llenas de mitos: la Rumorosa, en Baja California; el Valle de los Monjes, en Chihuahua; las Grutas de Cacahuamilpa, en Guerrero.
¿Cuántas veces hemos estado observando un paisaje y vemos diversas formas? Un monje, una virgen, una botella, una rana, un corazón, en fin, la imaginación no para. Y es la imaginación, indica Delgado Argote, la que nos hace ver estas formas, pues, son formaciones rocosas esculpidas por la intemperie.
Existen mitos que son considerados inocentes, sin embargo, el desconocimiento puede llegar a afectar nuestra cotidianidad.
“Muchas veces a los que dan dinero para las investigaciones no les interesa el estudio de las rocas y nosotros necesitamos dinero sobre todo para estudios de geotecnología que son muy caros. Estos estudios nos pueden llevar a cosas tan simples y aplicables como el estudio de riesgo; por ejemplo, para conocer más a fondo por qué es tan inestable la carretera escénica Tijuana-Ensenada”, señaló Luis Delgado.
Para poder entender la inestabilidad de ciertas zonas, indicó el investigador del CICESE, se debe abordar el tema de las rocas y la estructura que le da forma al lugar. “Nuestra manera de abordar el problema es combinar el conocimiento estructural geológico con otros estudios que nos permitan inferir qué sucede a profundidad y poder conocer la estabilidad o inestabilidad de un terreno dado”.
Delgado Argote señaló que éstas son algunas de las razones por las cuales es importante estudiar y conocer las rocas. Para acercarte más al tema, te invitamos a ingresar al sitio “Rocas y minerales: desde la tierra profunda hasta la superficie”, en vaiven.cicese.mx/sitio/modulo/nModulo/3