El Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE) está desarrollando un software especial para simular la propagación de ondas sísmicas, cuya aplicación pudiese ser útil en la investigación sismológica, ingeniería mecánica y la exploración de petróleo en el subsuelo.
El software es desarrollado con el fin de correr simulaciones numéricas de propagación de ondas, concepto que ha ganado notoriedad recientemente por su potencial de aplicación en diversas áreas como la exploración de petróleo y gas, estudio de fallas sísmicas e incluso en proyectos de aeronáutica e ingeniería.
“Por ejemplo, quieres estudiar si una pieza tiene fallas sin que resulte destruida, como digamos, en las alas de un avión, necesitas estudiar el efecto de propagación de ondas elásticas, y con este software en teoría se podría estudiar la evaluación no destructiva de los componentes,” explicó Jonás de Basabe Delgado, investigador del Departamento de Sismología de CICESE y desarrollador del software.
El programa comenzó como una idea de tesis de doctorado, pero con el tiempo el proyecto se cristalizó gracias a la obtención de fondos del programa Ciencia Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en la modalidad Joven Investigador.
“Puede haber muchos programas de uso similar, pero es útil tener una aplicación con más generalidad que te permita incluir la topografía del terrenos y discontinuidades como fallas y fracturas, además de usar distintos métodos numéricos,” comentó el científico.
A diferencia de otras versiones en el mercado, el software del doctor de Basabe incorpora tres diferentes métodos numéricos para realizar la simulación, que son diferencias finitas, elementos finitos y Galerkin discontinuo, y los resultados de distintos métodos se pueden comparar fácilmente.
“Es más fácil correr una ecuación diferencial finita en una computadora, pero tiene limitaciones. Los otros métodos que incorporé son más sofisticados y matemáticamente más elegantes,” aseguró.
Para correr el software, de Basabe utiliza una supercomputadora Supermicro con 160 procesadores y 320 gigabytes de memoria, y actualmente está en proceso de adaptar el software para utilizar la capacidad máxima de procesamiento de la unidad.
Una vez concluido su periodo de desarrollo y prueba, el investigador espera ponerlo a disposición de la comunidad científica una vez que esté totalmente concluido a principios de 2015.