Investigadores del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE) han desarrollado una tecnología de sensores distribuidos a base de fibra óptica que permite detectar y localizar vibraciones, cambios de temperatura y deformaciones dinámicas a lo largo del cable, por lo que tiene gran potencial para la industria petrolera, construcción y otras aplicaciones industriales.
La tecnología consiste en un cable de fibra óptica- cuya longitud puede alcanzar varios kilómetros- enlazada a una caja optoelectrónica que contiene láseres, amplificadores, fotodetectores y otros componentes, que se conecta a su vez a una computadora que procesa los datos obtenidos en tiempo real a través de un software especializado desarrollado en CICESE.
“La fibra óptica es un conductor de luz. La caja optoelectrónica monitorea constantemente los parámetros de la luz que regresa del cable, y la computadora relaciona los cambios detectados con distribución de vibraciones a lo largo de la longitud del cable, y de esta manera se localizan eventos como vibraciones producidas por golpes y cambios de temperatura,” explicó el doctor Mikhail Shlyagin, investigador del Departamento de Óptica de CICESE.
Estas vibraciones y cambio de temperatura podrían relacionarse con una fuga o toma clandestina en un ducto petrolero, y el sistema puede localizar esta incidencia en el cable con un margen de error menor a cinco metros, señaló el científico.
El proyecto es realizado con fondos de la Secretaria de Energía (Sener) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y cabe destacar que el potencial de esta tecnología es adaptable también a varios usos industriales: uno es en la industria de la construcción para detectar deformaciones en edificios grandes, para el sector de seguridad pública o situaciones donde se produzcan cambios rápidos de temperatura, como causados por un aumento de disipación de calor en defectos de cables eléctricos, señaló el especialista.
Un sólo sistema optoelectrónico tiene la capacidad de cubrir hasta 50 kilómetros, con lo cual se podría vigilar accesos no autorizados al perímetro de un aeropuerto de gran tamaño. Sin embargo, es posible conectar varios sistemas en red para cubrir distancias mucho más grandes y que los datos se reporten a una computadora central, mencionó Shlyagin.
“Con esta tecnología se pueden desarrollar esquemas de sensores de fibra óptica para mediciones puntuales y distribuidas útiles para aplicaciones en control de calidad de líquidos como aceite o gasolina, así como para el monitoreo de integridad mecánica y salud estructural de construcciones,” señaló el científico.