Ensenada, Baja California, México, 12 de febrero de 2010. En videoconferencia para medios de prensa, seis científicos mexicanos expertos en riesgo y desastres dieron sus puntos de vista en torno a las emergencias que se producen en el país producto de fenómenos naturales y sociales.
Para la Dra. Virginia García Acosta, académica del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, los desastres no son naturales: “la evidencia indica que el riesgo y la vulnerabilidad se construyen socialmente, que se conjuga con amenazas naturales”. Apuntó que la forma en que las sociedades interaccionan con los ecosistemas crea nuevas amenazas, cada vez de mayor magnitud.
“La investigación histórica y antropológica sobre riesgo y desastre –afirmó García Acosta- ha demostrado que, si los desastres se han hecho cada vez más frecuentes, no es porque se presenten mayor número de amenazas, sino porque con el tiempo, nuestras comunidades se han vuelto más vulnerables y riesgosas”. La académica señaló que es necesario recuperar aquello que las sociedades han elaborado para prevenirlos y para recuperarse de ellos y enfatizó en la necesidad de incluir en el presupuesto de egresos de la federación un apartado especial para cubrir estos eventos que son inesperados pero también son cíclicos y si la vulnerabilidad no disminuye se sabe que se repetirán.
Por su parte, el Dr. Juan Manuel Rodríguez Aceves, investigador de El Colegio de la Frontera Norte, llamó la atención a acotar conceptos como vulnerabilidad para el estudio de los desastres. En el caso de Tijuana, zona que el Dr. Rodríguez estudia, el contexto de la vulnerabilidad local está asociado al fenómeno de El Niño. La ciudad cuenta con altos flujos migratorios, tiene altas tasas de urbanización y escasas reservas territoriales. Tiene terrenos poco aptos para la urbanización. Más de 55% de la ciudad está asentada en tierras bajas o zonas de pronunciadas pendientes. Según las cifras recientes, mensualmente llegan 5 mil habitantes al mes a Tijuana, lo que incrementa la posibilidad de tener escenarios con grandes cantidades de población afectada. A estos factores se suman otros como una falta de percepción de riesgo de desastre y la no aplicación de políticas de urbanización. El investigador terminó mostrando testimonios gráficos de los efectos de fenómenos como El Niño y los desastres que ha provocado en las décadas recientes entre la población asentada en esa ciudad del Estado de Baja California.
El Ing. José Esparza en representación de la Dra. Alejandra Rivera, del Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (CIATEC), presentó un Atlas de Riesgos para la ciudad de León, Guanajuato, como herramienta para identificar los fenómenos y su grado de peligro, así como sus zonas de riesgo mitigable y no mitigable. El objetivo del atlas es reconocer los fenómenos naturales y su peligrosidad, así como a los sistemas que están expuestos y su vulnerabilidad; al mismo tiempo, el atlas identifica las zonas de expansión territorial sobre zonas de riesgo, con el fin de evaluar el grado de vulnerabilidad en que está la población. Este instrumento está respaldado por un marco legal -la Ley General de Protección Civil, de carácter federal, a cargo de la Secretaría de Gobernación—y está elaborado con base en la Guía de Elaboración de Atlas Estatales y Municipales de Peligro y Riesgo del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), que enumera los fenómenos a considerar y las formas de su evaluación.
El Dr. Esparza mencionó los fenómenos que son considerados en el Atlas de Riesgo para la ciudad de León con base en evaluaciones de peligro, vulnerabilidad y riesgo. La ciudad de León se encuentra expuesta a fenómenos de bajas temperaturas y lluvias muy intensas en tiempos muy cortos. En el ámbito empresarial los desastres están asociados a fugas, derrames, incendios y explosiones, como resultado de la actividad productiva. Los recursos hídricos de la ciudad están comprometidos por el grado de contaminación de aguas subterráneas y superficiales, lo mismo sucede con los suelos, también como resultado de la concentración urbana y la industria ubicada en la región.
Este Atlas es producto de la colaboración del CIATEC con el Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT) y el Centro de Investigación en Geografía y Geomática (Centro GEO), apoyados por el Cenapred. Ahora que el Atlas de Riesgo para la Ciudad de León está realizado, uno de los retos más importantes es hacer la gestión necesaria para la actualización, ejecución, monitoreo y la atención a las emergencias.
La Dra. Sara Díaz, investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, hizo una descripción detallada de las características hidrometeorológicas de esa zona peninsular del país, con el fin de contextualizar la importancia y el valor de los fenómenos como huracanes y su beneficio para dotar de agua a esa que describió como una de las zonas más áridas y de menor precipitación pluvial de México. “Los huracanes son divulgados en los medios de comunicación como fenómenos catastróficos en todas las sociedades, sin embargo, en algunas regiones aportan hasta el 60% de agua anual, lo que hace que ganaderos y agricultores los esperen con ansia para asegurar sus cultivos”, aseguró la investigadora, quien continuó diciendo que son los asentamientos humanos los que generan los desastres y las pérdidas económicas debido a que se trata de zonas urbanas que se ubican en lugares que científicamente está demostrado son inapropiados para ese uso.
En relación con la observación de cambio climático y su impacto en la elevación del nivel medio del mar, la Dra. Díaz informó que su equipo de trabajo realizó un análisis para detectar los lugares de mayor riesgo y vulnerabilidad de la región por sus características geofísicas, biológicas y socioeconómicas. El estudio arrojó 13 sitios vulnerables en el Golfo de California, tanto en la península como en Sonora y Sinaloa, sin embargo, es el alto Golfo de Baja California que sería uno de los lugares más afectados. Mazatlán y Los Cabos son otros dos puntos de mayor riesgo al respecto, tanto por su geografía como por el nivel de sus tierras.
La Dra. Díaz concluyó afirmando que aunque no se esperan incrementos del nivel del mar de un día para otro, sí se sabe qué zonas serán las más afectadas por estas subidas y se conoce qué comercios y otras actividades socioproductivas podrían verse afectadas en consecuencia. Sugirió hacer construcciones que puedan proteger a esos habitantes y sus fuentes de empleo o bien, en otros casos mover estas actividades productivas y evitar que se siga desarrollando en sitios en donde se sabe que existe mayor vulnerabilidad.
“Crear la red temática de desastres causados por fenómenos naturales es una necesidad estratégica nacional, toda vez que con mayor frecuencia los desastres ocurren por la creciente vulnerabilidad de la población a causa del mal manejo del desarrollo urbano y de las cuencas hidrológicas, del cambio de uso del suelo, del cambio climático y de la pobreza”, aseguró la Dra. María Tereza Cavazos Pérez, investigadora del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), durante su participación.
Luego de explicar que el origen físico de los desastres puede ser hidrometeorológico, climático, sísmico, volcánico y biológico, afirmó que el impacto de éstos es complejo porque involucra factores físicos y socioeconómicos que ocurren en diversas escalas de tiempo. Mundialmente, precisó, durante 1991-2005, el 76% de los desastres fueron hidrometeorológicos (sequías, huracanes, heladas, lluvias), 14% de origen geológico y 10% biológico.
Respecto a la creación de una Red Temática de Desastres Causados por Fenómenos Naturales, cuya propuesta fue sometida al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en diciembre de 2009 para comenzar a operar requeriría de un mínimo de 10 millones pesos, Tereza Cavazos precisó que dicho grupo de trabajo estaría conformado por expertos físicos y sociales, serviría para el diagnóstico y la evaluación de eventos extremos y sus impactos, y estaría vinculada con diversas instituciones y redes, entre otras: Cenapred, la Semarnat, Sagarpa, SMN, INE, Protección Civil, AGROASEMEX, La Red y los planes estatales de acción climática. El primero de sus objetivos será vincularse con otras instituciones para elaborar un proyecto estratégico nacional sobre causas, impactos, mitigación y adaptación a los desastres.
Los investigadores participantes en esta conferencia temática sobre desastres coincidieron en que tanto en los gobiernos estatales como en el federal no se toman en cuenta los planes de desarrollo urbano para las ciudades del país, lo que ocasiona situaciones de riesgo persistente y en incremento, tanto por el imparable crecimiento de la población como por una notable falta de percepción de riesgo ante amenazas naturales. La falta de ordenamiento territorial es una de las principales causas de las afectaciones a la población pero otra es que la misma población no tiene herramientas para reconocer el riesgo.
¿Una solución para que el riesgo sea un tema cotidiano? Es necesario ponerlo en las agendas gubernamentales y que haya una conciencia de que el riesgo lo construimos todos, todos los días.
Las afectaciones en el contexto de estos escenarios de desastre se miden habitualmente en millones de dólares y en pérdidas humanas, sin embargo ha sido un error utilizar estos parámetros como herramienta única para cuantificar el impacto social, puesto que las pérdidas de hogares, escuelas u otros patrimonios, incluso culturales, pueden tener muy bajo costo económico pero un gran costo simbólico y cultural.
* Consejo Asesor de Difusión, Comunicación y Relaciones Públicas, del Sistema de Centros Públicos Conacyt