Ensenada, Baja California, México, 26 de febrero de 2010. Pasar del tradicional esquema de innovación cerrado a uno abierto, diferenciando los conceptos de invención tecnológica -que es lo que regularmente hacen las universidades y centros de investigación- de las innovaciones tecnológicas, para convertir éstas en valores que puedan ser comercializados por empresas, sean nuevas o ya establecidas, es uno de los objetivos planteados en el nuevo Departamento de Promoción y Administración de Proyectos del CICESE, según lo definió su titular, María Concepción Díaz Mendoza.
Durante el seminario “Comercialización de ciencia y tecnología” que presentó recientemente ante personal académico y estudiantes de posgrado del Departamento de Electrónica y Telecomunicaciones, Díaz Mendoza, quien es egresada de la primera generación de la maestría en Comercialización de Tecnología que ofreció el Centro de Investigación en Materiales Avanzados (CIMAV) en asociación con la Universidad de Texas en Austin, explicó que en el esquema de innovación abierto se busca identificar las virtudes y capacidades que subyacen en laboratorios, proyectos y desarrollos tecnológicos, para convertirlos en valores, al tiempo que se hace necesario reconocer pares o formar alianzas con empresas que permitan el establecimiento de convenios o contratos para comercializarlos.
Indicó que tradicionalmente un centro de investigación como el CICESE tiene dos caminos para comercializar la tecnología que desarrolla: en el primero, la institución lo hace directamente a través de una oficina de transferencia que, a su vez, identifica empresas establecidas que tengan interés en explotarla a través de contratos o convenios.
En el segundo camino, se deriva una nueva tecnología a partir de una previa (spin off), se incuba y se crea entonces una nueva empresa.
En ambos casos es el propio centro quien hace la investigación, el desarrollo -de nuevos productos o servicios- y lleva el proceso hasta los clientes. En el modelo abierto propuesto por la Universidad de Texas, el cual se pretende replicar aquí, se buscan identificar las invenciones tecnológicas, convertirlas en innovación tecnológica y llevarlas al mercado estableciendo alianzas con el sector productivo o con otros pares.
Dijo que para facilitar los aspectos de comercialización ya se tienen numerosas iniciativas en torno a la innovación, incluyendo las reformas del año pasado a la ley de ciencia y tecnología. En el caso del CICESE, se ha propuesto reformar el estatuto académico, así como las políticas y lineamientos relacionados principalmente a la propiedad intelectual y la generación de recursos propios, para convertirlas en herramientas que fomenten la comercialización y transferencia de proyectos. Además, la estructura misma de la Dirección de Innovación cambió: ahora se denomina de Impulso a la Innovación y el Desarrollo (DIID) y cuenta con un área encargada específicamente de comercialización de proyectos.
Con todo esto, esta nueva estructura busca la transferencia de tecnología a través de patentes y licenciamientos, la creación de empresas, la venta de servicios y el desarrollo de proyectos.
Dijo también que el CICESE, a diferencia de otros centros sectorizados en el CONACYT, no cuenta con una sino con varias áreas académicas donde se realiza investigación básica y aplicada. Por ello se tienen diversos casos exitosos de transferencia, y si bien a la fecha se cuenta con 10 patentes, ninguna se está explotando.
De hecho, consideró que esto es parte de una reflexión institucional en este momento: ¿qué hacer con aquellas invenciones que tienen una explotación comercial identificada? ¿se buscará patentarlas? Porque hacerlo tiene un costo, y lo mismo vigilar que otras entidades no las exploten.
Informó que en el Departamento de Promoción y Administración de Proyectos se trabaja actualmente en la creación de un directorio de capacidades del CICESE, que incluya los recursos humanos y materiales; la memoria de los proyectos de la institución, pues la información la tiene el líder del proyecto o está en el departamento, y se pretende saber qué se ha desarrollado, a quién, en qué tiempo y con qué costos; también se busca aumentar la cultura de administración de proyectos, estableciendo metodologías comunes y herramientas de apoyo para esta actividad y, dado el interés del cuerpo directivo, se buscará tener información ejecutiva sobre el estado de los proyectos.