Ensenada, Baja California, México, 16 de marzo de 2010. Considerando, entre otras conclusiones, que la disponibilidad de agua determina los límites de la política de crecimiento y desarrollo sustentable de Baja California, que las actividades agropecuarias ya consumen el máximo posible de agua, que se requiere detener y revertir la contaminación y agotamiento de los acuíferos, así como tomar en cuenta los impactos ecológicos de la extracción y desecho de este líquido, al concluir el foro “Manejo de agua: retos y oportunidades” celebrado el pasado fin de semana, se llegó a una serie de conclusiones y propuestas -17 en total-, entre las que destaca el constituir un Consejo Superior del Agua como un órgano autónomo integrado por investigadores y técnicos de instituciones de investigación y educación superior, cuya función sea evaluar el estado de los recursos hídricos y los programas y proyectos propuestos por gobierno y sociedad. El foro, organizado el 12 y 13 de marzo por el Centro Estatal de las Artes de Ensenada (CEARTE), el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y la organización civil Red Calidad de Vida, en ocasión al Día Mundial del Agua que habrá de celebrarse el próximo lunes 22 de marzo, contó con una asistencia total de 600 a 700 personas, más de la mitad de ellas estudiantes de nivel medio de la ciudad de Ensenada. En los dos días que duró se presentaron nueve pláticas que abarcaron diversos aspectos físicos y meteorológicos que determinan el ciclo hidrológico en Baja California, así como los escenarios más recientes de cambio climático en lo que se refiere a expectativas sobre la disponibilidad de agua en la región y en localidades como Ensenada, San Quintín y Valle de Guadalupe. Se describió cómo se financia, maneja y usa este recurso en Baja California, en particular en el sector agropecuario, así como el estado que guardan los acuíferos en las principales zonas agrícolas del municipio de Ensenada. Se presentó una charla sobre tratamiento de agua residual y otra más sobre los aspectos que hay que tomar en cuenta, desde la perspectiva de las geociencias, cuando se considera la instalación de plantas desaladoras. Respecto al agua residual tratada en Ensenada y las alternativas para su reuso, el Dr. Leopoldo Mendoza Espinoza, a nombre del Cuerpo Académico en Agua, Energía y Ambiente del Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la UABC, señaló primero que existen 25 plantas en Baja California que dan tratamiento a 4 mil 930 litros por segundo en total, de las cuales tres están en Ensenada -plantas El Sauzal, El Gallo y El Naranjo- con un volumen tratado de aproximadamente 620 litros por segundo -50, 180 y 450 litros por segundo, respectivamente-. En el caso de Ensenada, el monitoreo que han hecho desde el año 2000 indica que el agua tratada en estas plantas cumple con las normas oficiales para irrigación y reuso y pueden utilizarse, en consecuencia, para el riego de productos agrícolas no comestibles -forrajes y flores, principalmente- en los valles de Maneadero y Guadalupe, y para la recarga artificial de acuíferos. En Guadalupe, se hizo un estudio que evaluó el efecto del riego con agua residual tratada, la cual tiene mayores concentraciones de amonio y fosfatos -pero no nitratos- que el agua subterránea, en el crecimiento y composición bioquímica de uvas Cabernet Sauvignon y Merlot, y se encontró que la producción de uvas por planta aumentó 20 por ciento. Esto avala la recomendación de destinar 200 litros por segundo de aguas residuales tratadas para irrigar entre 837 y 1046 hectáreas de viñedos en aquel valle, asumiendo una aplicación de 6 mil a 7 mil 500 metros cúbicos por hectárea, por año, que es, según la SAGARPA, el estándar de riego bien manejado para la vid. Esto, a su vez, permitiría ahorrar cantidades significativas de agua subterránea que actualmente se emplean para la irrigación de vides Respecto al uso de esta agua para la recarga artificial de acuíferos, el investigador señaló que, en el caso de Maneadero, es la alternativa que garantizaría la supervivencia de este manto freático y permitiría conservar la vocación agrícola del valle. Antes, Sarahí Arriaga y Tereza Cavazos, del CICESE, al hablar sobre los escenarios de cambio climático en Baja California, vaticinaron un aumento en la temperatura de un grado centígrado en promedio para Baja California en el periodo 2010-2029, y de hasta 4 grados para el periodo 2080-2099, así como una disminución en la precipitación de hasta 40 por ciento para fines de este siglo. La característica más notable de estos cambios es la alta variabilidad interanual. Por su parte, otro investigador del CICESE, Rogelio Vázquez González, habló sobre los aspectos que deben considerarse, desde la perspectiva de las geociencias, para la instalación de plantas desaladoras, en particular sobre los criterios para seleccionar el sitio de emplazamiento de una planta, sobre su gasto energético y sobre el destino de las aguas de rechazo, es decir, el agua que concentra las sales eliminadas del agua tratada en estas plantas, y que debe verterse nuevamente al medio ambiente. Como esto, en el caso de Ensenada, se prevé que ocurra en la bahía de Todos Santos, se requieren además estudios oceanográficos y de modelado de dispersión hidrodinámica. Para finalizar el foro, Joaquín Bohigas, integrante de la red Calidad de Vida, identificó 44 problemas relacionados con el tema del agua de orden administrativo; en zonas rurales y el sector agrícola; en acuíferos y aguas superficiales; en descargas, tratamiento y reciclaje; en cuestiones de almacenamiento y conducción; por eventos extraordinarios y en su monitoreo; así como otras de índole general y de aplicación de políticas. Algunos de ellos son: que los consejos de administración de las Comisiones Estatales de Servicios Públicos (CESP) están mal integrados -no hay expertos y todos son designados por el gobernador-; que las tarifas bajas no reflejan el costo del producto y no se tiene capacidad de inversión; que la demanda de agua para uso agrícola está a su máximo posible; que los acuíferos están sobreexplotados o contaminados por intrusión salina y agroquímicos, y se tienen aguas superficiales contaminadas; que el alcantarillado en las ciudades captura menos de 80 por ciento del agua usada, por lo que se recicla muy poco agua; que la mayor parte de las descargas particulares a las playas no son tratadas y descargan por debajo del nivel freático. Además, respecto a la capacidad de almacenamiento, se sabe que las presas están azolvadas, que existe una explotación excesiva de arena y que se pierde alrededor de 20 por ciento del agua de uso urbano en las líneas de conducción. Otros problemas tienen que ver con una deficiente cultura del agua; con el hecho de que va a llover de 10 a 40 por ciento menos en este siglo; con que no hay seguimiento de los programas y políticas de los gobiernos precedentes ni de los indicadores de uso y disponibilidad del agua; que las autoridades no han hecho un esfuerzo serio y honesto para integrar la participación ciudadana, además de que los escenarios usados para la planificación son poco realistas. De manera general, esta red ciudadana estableció que a pesar de que la disponibilidad de agua es el límite natural, casi infranqueable, de cualquier política demográfica y económica en Baja California, la política del agua está sujeta a los vaivenes de cada administración y se somete a dudosas predicciones demográficas de manera fatídica. Las propuestas que esta asociación hace “para elaborar una política realista y exitosa sobre el manejo del agua” incluyen, entre otras, apoyar y estimular inversiones y prácticas que aumenten la eficiencia del uso de agua en el sector agrícola y urbano; elevar tarifas e impuestos cuando se desperdicie el agua directa o indirectamente; construir sistemas de retención y almacenamiento de agua y desazolvar las presas; establecer una moratoria de 10 años a permisos de extracción de arena en cauces de arroyos y sancionar a los que hayan abusado de ellos; reciclar el agua cuantas veces sea posible, y no construir más plantas termoeléctricas ya que consumen grandes volúmenes de agua. Otras recomendaciones incluyen surtir Ensenada con agua del Río Colorado antes de que el nivel de los acuíferos esté por debajo de su nivel de sustentabilidad; construir sistemas complementarios de producción de agua potable, como plantas desaladoras; desarrollar la infraestructura necesaria para medir y monitorear aguas subterráneas y superficiales, calidad del agua y clima, así como revisar el marco jurídico para que la explotación del agua, tanto para uso agrícola como urbano, sea sustentable y sujeta al bien común. Joaquín Bohigas destacó la necesidad de constituir el Consejo Superior del Agua como un órgano autónomo integrado por investigadores y técnicos de instituciones de investigación y educación superior, cuya función sea evaluar el estado de los recursos hídricos y los programas y proyectos propuestos por gobierno y sociedad, así como modificar la Ley de las Comisiones Estatales de Servicios Públicos del Estado de Baja California para que el consejo de administración tenga un perfil más profesional, responda a los intereses de todos los sectores sociales y sea independiente de los tres poderes de gobierno. Asimismo, dio un plazo de dos semanas para integrar las ideas que surgieron durante el foro e invitó a que todos participen enriqueciendo estas propuestas, para lo cual es necesario visitar la pagina web donde se incluyó la información. La dirección es: http://futurocostaensenada.wordpress.com/