Los pequeños montículos de arena que se han formado a lo largo de fracturas y manantiales de agua con olor sulfuroso y de color rojizo en varias localidades del valle de Mexicali, se deben al fenómeno de licuefacción. Es decir, a partículas sólidas o sedimentos muy finos que son transportados como si fueran líquidos por el efecto del aire o el agua que pasa por los espacios intersticiales o por la comunicación de los poros, explicó el Dr. Luis Delgado Argote, director de la División de Ciencias de la Tierra del CICESE.
La presencia de pequeños montículos de arena de un metro y medio de diámetro o menores, alineados a lo largo de las zonas donde se han presentado rompimientos a consecuencia del sismo de magnitud 7. 2 grados que se registró el domingo 4 de abril a lo largo de la sierra Cucapah, y que se sintió ampliamente en las principales ciudades del norte de Baja California y el sur de California, no deben confundirse con géiseres. Este término –géiser– se aplica a un ambiente donde hay actividad volcánica, lo cual no ha sucedido en el valle de Mexicali, pues la energía liberada por la reciente actividad sísmica es por movimiento.
Y agregó: La presencia de pequeños montículos de arena son manifestaciones que se presentan comúnmente en terrenos sedimentarios donde el constituyente principal son arenas, limos y arcillas, que no están compactados o litificados. Durante un evento sísmico hay fenómenos de compresión y extensión. Cuando hay compresión los poros entre los sedimentos expulsan el aire o agua que contienen en sentido vertical y se dirigen o canalizan a lo largo de fracturas. Al final de la superficie, lo que observamos son estos montículos que parecen pequeños volcanes de arena.
Acerca de los reportes de agua con olor sulfuroso y de color rojizo, señaló que están a la espera de los datos de campo que están recabando investigadores –sismólogos y geólogos– de la División de Ciencias de la Tierra en el Valle de Mexicali, desde el pasado lunes 5 de abril. Sobre la composición química del agua, de manera preliminar lo están interpretando como un evento de licuefacción producido en materiales ricos en arcillas y combinados con aguas ricas en azufre.
"Está ocurriendo algo similar a los pequeños montecitos de arena que se están formando a lo largo de fracturas, pero en este caso lo que produce el fenómeno de licuefacción ya no es aire sino agua. Se observa ese color rojizo porque ocurre muy cerca de la zona epicentral –relativamente próxima al campo geotérmico de Cerro Prieto–, donde el contenido de azufre es mayor y los sedimentos son ricos en arcilla: estos materiales finos combinados con el agua adquieren un color rojizo", detalló el doctor Delgado Argote.
Para ver la imagen captada por un satélite meteorológico NOAA del momento justo en que se levantaba polvo desde el suelo en Baja California, durante el sismo de magnitud 7.2 haga clic aquí.
Indicó que aunque hasta el momento el agua no se considera peligrosa, por tener bajas concentraciones de azufre, no es agua potable y no es conveniente meterse en ella.
En cuanto a la presencia de réplicas, señaló que éstas se darán de manera continua e irán bajando de magnitud que a la fechan han sido desde menores a 2.5 grados hasta 4 y que actualmente son más frecuentes al norte de la frontera, aunque hay algunos importantes en el ejido Victoria, más cerca del epicentro.
Detalló que con el sismo del domingo 4 de abril, el más grande que se ha registrado en la historia instrumental de la sismicidad de Baja California, entró en actividad una región donde se había tenido una actividad sísmica baja, a pesar de que existen estructuras de fallas que se han cartografiado en los últimos años.
Históricamente, dijo, la actividad sísmica a lo largo de la Sierra Cucapah es hasta cierto punto inesperado. También consideró importante la magnitud del evento, pues el único reporte que se tenía de un sismo de magnitud similar fue a finales del siglo antepasado, en 1890.