Ensenada, Baja California, México, 12 de octubre de 2021. Como un reconocimiento a su trayectoria académica y a sus aportaciones para el CICESE (introdujo los estudios en microbiología, aglutinó los grupos que realizaban investigaciones en biología experimental y ciencias de la vida y cambió, con la creación de una nueva división académica, el perfil de este centro), el primer edificio de la División de Biología Experimental y Aplicada (DBEA) desde hoy lleva por nombre “Dr. Salomón Bartnicki García”.
El homenaje a este investigador que acumula una trayectoria académica binacional de casi 60 años, se dividió en dos partes. La primera en el auditorio institucional, donde estuvieron presentes directivos, investigadores, estudiantes de posgrado y personal administrativo, y la segunda en la entrada del edificio conocido como DBEA-Sur, donde se develó una placa para atestiguar el cambio de nombre.
En ambas el Dr. Bartnicki reconoció que lo más importante no es un edificio ni el nombre con el que se denomina, sino el trabajo de investigación que se lleva a cabo en él. Así, consideró que el éxito de la DBEA, el cuerpo académico más joven y productivo de este centro, es la suma del trabajo de los cuatro departamentos que la componen (Microbiología, Biología de la Conservación, Biotecnología Marina e Innovación Biomédica), de tal manera que -les dijo a sus colegas presentes-: “gracias a todos por el reconocimiento que me hacen, pero lo que están haciendo es reconocerse a sí mismos, por todo lo que ustedes hacen para que el CICESE sea una de las grandes instituciones que tiene México para la ciencia”.
La doctora Meritxell Riquelme, jefa del Departamento de Microbiología del CICESE, ofreció una semblanza de Salomón Bartnicki, a quien conoce desde los tiempos en que ambos (ella como estudiante de doctorado y él como su director de tesis) estaban en la Universidad de California en Riverside (UCR).
Básicamente el Dr. Bartnicki desarrolló dos sólidas carreras académicas; la primera de 1962 a 1999 en la UCR, y la segunda del 2000 a la fecha en el CICESE, institución que lo acogió en su proceso de repatriación. En ambas su trayectoria alcanzó el nombramiento de Profesor Emérito, siendo en el caso del CICESE, el único investigador que ha obtenido tal distinción.
Además de hacer un recuento de los logros (artículos destacados que han recibido miles de citas, distinciones, descubrimientos, alumnos graduados) y toda la numerología que acompaña su carrera académica, la Dra. Riquelme destacó un premio que resume el reconocimiento que sus colegas hicieron a la trayectoria académica de su vida, la “Medalla De Bary 2018” que le otorgó la Asociación Internacional de Micología.
Con base en la opinión de colegas, amigos y gente cercana al Dr. Bartnicki, lo definió como una persona perfeccionista, con una gran creatividad científica y que busca siempre la originalidad en todos sus trabajos, así como poseedor de un gran poder de comunicación. Es también una persona que motiva a todos a su alrededor, que tiene chispa y gran sentido del humor, que es sencillo, claro y muy organizado.
El director general del CICESE, Dr. David H. Covarrubias Rosales, destacó que cuando el Dr. Bartnicki llegó en el año 2000, no lo hizo para pedir algo a cambio, sino para entregar. “Algo que el CICESE necesita de todos nosotros, y que usted lo ha hecho sin límite. Que exista hoy la DBEA, que estén hoy aquí investigadores y estudiantes, es gracias a usted. Por eso estamos honrados y agradecidos, como institución”.
Enseguida ofreció dos citas que bien pueden resumir el porqué se han dado las contribuciones de Salomón Bartnicki: “Los vientos y las olas están siempre del lado de los navegadores más capaces” (del historiador Edward Gibbon), y “Para conseguir grandes cosas no debemos solo actuar, sino también soñar; no solo planear, sino también creer” (del Nobel de Literatura Anatole France). Y destacó que en su proyecto, el Dr. Bartnicki no ha estado solo, sino que han concurrido varias personas.
En esto coincidió el propio Salomón Bartnicki cuando dirigió su mensaje. De hecho, dijo, la historia de la DBEA “es muy particular, casi milagrosa, porque coinciden una serie de vicisitudes, circunstancias, acciones, situaciones y coincidencias que se dieron de forma espontánea, algunas fortuitas”.
Entre otras, que algunos investigadores de la División de Oceanología hacían estudios fuera del entorno de las ciencias marinas y buscaban un ámbito más adecuado; que por solo tres años la UCR creo un programa de jubilación adelantada, que él aprovechó con la idea de regresar a México y crear una unidad de microbiología; que el CONACYT tenía un programa de repatriación, en donde presentó su plan; que éste pudiera financiarse gracias a que la UNAM tenía un año en huelga y había recursos disponibles, y que tras dos intentos fallidos de repatriarse en instituciones mexicanas, finalmente el CICESE y su director, Javier Mendieta, cristalizaran este proyecto.
Así, tras establecer un convenio que permitió recibir un millón de dólares que aportó el CONACYT, lo primero que hizo fue contratar a un núcleo de investigadoras que dieron origen al Departamento de Microbiología (Ernestina Castro, Rosa Mouriño, Meritxell Riquelme y Rufina Hernández) y que hoy ha crecido casi al doble. Luego, en 2001 creó la Unidad de Biología Experimental y Aplicada, que en 2003 se consolidó como la cuarta división académica del CICESE, y que dirigió el propio Salomón Bartnicki hasta 2009.
El edificio que hoy fue dedicado en honor a este investigador se terminó de construir en 2007, y actualmente es ocupado por los departamentos de Biotecnología Marina y de Microbiología, por una sala de usos múltiples y por el comedor institucional. La develación de la placa y organización del homenaje estuvo a cargo de la doctora Rosa Mouriño.