Ensenada, Baja California, México, 21 de octubre de 2022. Producto de una colaboración internacional y mediante una innovadora combinación de metodologías, un grupo de investigación pudo detectar áreas prioritarias para la pardela mexicana (Puffinus opisthomelas) que requieren medidas de protección para evitar que la actividad humana las afecte.
La pardela mexicana es un ave marina considerada en peligro de extinción en México y catalogada como casi amenazada a nivel internacional.
Durante su temporada de reproducción, el 95 por ciento de la población mundial de la especie se concentra en Isla Natividad, Baja California Sur, lo que contribuye a su vulnerabilidad y a la consecuente necesidad de proteger su hábitat y las zonas importantes para su desarrollo.
Aunque Isla Natividad forma parte de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, hay áreas prioritarias para la pardela, por ser zonas importantes de alimentación, que están fuera de la superficie total que abarca esta Área Natural Protegida (ANP) y se encuentran actualmente sin protección.
Cecilia Soldatini, investigadora del CICESE Unidad La Paz, explicó que la geografía de Isla Natividad conlleva un reto para definir áreas de conservación para aves marinas, debido a su cercanía con la costa y a que las zonas de tierra no son consideradas por este tipo de aves para el desarrollo de sus actividades.
Mientras que la tierra no es una opción, mar adentro la pardela se encuentra con aguas profundas y vientos intensos, lo que provoca que viaje al norte o al sur para alimentarse; estos viajes pueden ser de distancias promedio entre 10 y 30 kilómetros, pero en viajes largos llegan a recorrer hasta 200 kilómetros.
Combinación de metodologías
Especialistas del Laboratorio de Aeroecología Marina del CICESE, quienes disponen de una base de datos construida a partir del monitoreo de las trayectorias de la pardela con Sistemas de Posicionamiento Global (GPS, en inglés), aplicaron dos métodos de análisis a los datos de los recorridos de las aves.
La doctora Soldatini detalló que primero se usó el método de Birdlife International, ONG internacional dedicada a la conservación de aves y sus hábitats, en colaboración con los mismos desarrolladores de la metodología, con lo que pudieron delimitar las áreas de mayor uso de la especie.
Sin embargo, con este método quedaban fuera áreas marcadas en las trayectorias monitoreadas por GPS, por lo que decidieron aplicar una segunda metodología denominada método de agrupamiento de datos por comportamiento.
“Así pudimos delimitar las áreas de alimentación –comenta Soldatini–, estas áreas se distribuyen al norte y al sur de Isla Natividad y debido a su cercanía con la costa hace que el método de Birdlife por sí solo no evidencie las áreas de alimentación”.
Destacó que es la primera área clave para la biodiversidad marina (MKBA, por sus siglas en inglés) que se define en México con base en datos recabados por GPS, además de ser la primera vez que se aplica el método de Birdlife por especialistas que no forman parte de la organización.
Así es como, producto de la colaboración y la combinación de metodologías, llegan a una propuesta de ampliación de las áreas que están consideradas como prioritarias para la pardela mexicana en los instrumentos de manejo y conservación, como son las ANP.
“Si no hay medidas de protección específicas para las áreas importantes de alimentación, hay riesgo de que actividades humanas, pesquería o contaminación, por ejemplo, las puedan afectar y así generar efectos de aumento de la mortalidad en la población o afectar el éxito reproductivo con efectos a corto y largo plazo”, advirtió Soldatini.
Respecto a la posibilidad de que estos hallazgos incidan en la toma de decisiones para la protección de la especie, la investigadora del CICESE Unidad La Paz apuntó que el grupo de especialistas funge principalmente como fuente de información.
“Nosotros informamos y también estamos colaborando para completar un formato en línea para la definición de esta área clave para la biodiversidad, estamos metiendo toda esta información y en teoría este formato debería llegar a nivel gubernamental para ser considerado en las próximas políticas de conservación, cuando quieran actualizar las ANP”, concluyó.