7/2018 Patentes: la base para que el conocimiento llegue a los mercados

Ensenada, Baja California, México, 16 de febrero de 2018. Como país tenemos una actividad de patentamiento muy baja. Los mexicanos somos muy ingeniosos, tenemos científicos de muy alto nivel, reconocidos internacionalmente, que han ganado premios, que tienen una capacidad impresionante en la parte científica, pero estamos fallando terriblemente en cómo hacer que todo ese conocimiento llegue al mercado. Y en gran medida es porque no entendemos bien el sistema de propiedad intelectual, particularmente las patentes.

Lo anterior se desprende de la entrevista que sostuvimos con Héctor Chagoya Cortés, presidente del capítulo mexicano de la Licensing Executives Society (LES) International, durante una visita que hizo al CICESE para tratar de impulsar el emprendimiento, con la finalidad de que los estudios que se realizan aquí realmente lleguen a las personas y al mercado. Consideró que la patente no es una condición absolutamente indispensable para montar un negocio, pero sí para evitar la competencia desleal y para fomentar la inversión.

“El problema es que cuando quieres llevar algo al mercado es inevitable que requieras capital. Lo puede poner el gobierno o lo puede poner el empresario, pero al final necesitas un capital que normalmente el inventor no tiene, o que un centro de investigación como éste no tiene. Entonces la patente te da la certeza de que no te van a copiar (pues) están diseñadas para evitar la competencia desleal”.

Esto es: si alguien se arriesga, invierte su dinero aunque no sepa si va a funcionar y realiza su negocio, y lo pones a competir con alguien que, por copiarlo, lo puede llevar al mercado más rápido y vender más barato, lo vas a tronar. “Nadie invierte en esas condiciones. Por eso en la mayoría de los países con una dinámica de innovación más avanzada, vas a encontrar que la patente es la base”, aseguró Héctor Chagoya.

Ahora bien, en ningún lugar del mundo llegan todas las patentes al mercado. “La estimación en Estados Unidos, que es quizá la economía más grande en materia de transferencia de tecnología, en materia de patentes, es que las universidades presentan del orden de 12 mil patentes por año, y de ellas llegan al mercado entre el 4 y 6 por ciento. ¿Por qué patentan todo? Porque no saben cuál es la buena, pero sí saben que tiene que estar patentada para que entonces la inversión venga y efectivamente pueda cubrirse y llevarse al mercado”.

En México la situación es muy diferente. “Los números son muy fríos. En México se presentan entre 17 y 18 mil patentes por año en total, por parte de mexicanos y extranjeros. Y de esas, alrededor de 1,300 son de mexicanos solamente”.

De todas ellas, ¿cuántas llegan al mercado? “Estamos en pañales, tanto que ni siquiera tenemos datos confiables. Hay centros como el CICESE, que cuentan con oficinas de transferencia de tecnología o se están agrupando en una red, que están tratando de generar indicadores. También hay un esfuerzo de la Secretaría de Economía por generar indicadores en esto, pero en este momento los números todavía no están disponibles ni son confiables lo suficiente como para darte un número. Lo que te diría es que ni siquiera estamos en ese estándar del 4 al 6 por ciento. El número es mucho menor”, aseguró.

Otra pregunta sin respuesta es qué tanto utilizan las empresas mexicanas, la industria mexicana, los desarrollos que se generan en nuestras universidades y centros de investigación.

“No lo podemos saber porque no lo patentan. Si hablamos de lo que están haciendo las empresas mexicanas para innovar (…) muchas adquieren tecnología de universidades extranjeras. Es decir, muchas sí vienen a centros porque los hay que tienen muy buenas dinámicas de vinculación, (pero) son más servicios técnicos (…) Lo que tiene que ver con licencias de tecnología y patentes, lo que hacen es acudir a universidades de Europa, de Estados Unidos y Japón, y adquirir y pagar regalías allá, lo cual además es una pena.

“Si lo ves como política pública, en México siempre nos quejamos de que le dedicamos muy poco a la ciencia y la tecnología, pero lo que le invertimos tampoco tiene retorno porque se lo estamos regalando al mundo. Si yo desarrollo algo en un centro como éste, con dinero público, de nuestros impuestos, y no lo patento en Estados Unidos, una empresa en aquel país lo puede tomar y no pagarnos nada. Entonces lo que estamos haciendo es alimentar su sistema de innovación en lugar de alimentar el nuestro”, argumentó el presidente de esta Sociedad de Ejecutivos de Licencias.

Así, Héctor Chagoya consideró que hay una verdadera renuencia en nuestro país hacia temas de propiedad intelectual, y que en el caso particular de la comunidad científica no se termina de entender la importancia que tienen las patentes como uno de los fundamentos para llevar el conocimiento al mercado.

Dijo también que en el caso mexicano no hay un campo científico que destaque particularmente en el mundo de las patentes. “Si tuviera que decirte en números muy generales, quizás tenemos un buen impacto en biotecnología o en temas de electrónica, porque es lo que hay, pero en realidad es muy variado. También tenemos muchos inventores independientes que protegen maquinaria y equipo”, y se refirió a que en el caso de una de las invenciones más icónicas de México, como es la máquina tortilladora, todavía hay innovaciones alrededor de ella que se siguen presentando.