Ensenada, Baja California, México, 25 de junio de 2018. Llenos de inquietudes, entusiasmados y ávidos por cuestionar, así arribaron al XVIII Taller de Ciencia para Jóvenes (TCJ) los 40 bachilleres seleccionados, a quienes autoridades de las instituciones científicas de Ensenada: CICESE, UABC y UNAM, dieron la bienvenida.
Provenientes de Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Coahuila, Hidalgo, Chiapas, Oaxaca, Chihuahua y Sinaloa los 40 jóvenes seleccionados entre las 410 solicitudes recibidas este año, permanecerán en Ensenada del 24 de junio al 2 de julio, donde disfrutarán de cursos y prácticas de laboratorio sobre astrobiología, biotecnología, energías renovables, geología, microbiología y nanotecnología, entre otros, impartidos por científicos y estudiantes de posgrado de las tres instituciones organizadoras.
En la inauguración, investigadores, autoridades y ex talleristas del TCJ reafirmaron que el taller es una tradición que nació con el objetivo de acercar a las nuevas generaciones de mexicanos al ámbito científico. Y que, independientemente de su elección profesional, el TCJ marcará sus vidas ya que cumple con el objetivo de sensibilizar a los participantes por el quehacer científico.
El taller apuesta por acercar a los jóvenes a las carreras científicas, pero para quienes decidan no dedicarse a la ciencia “También es bueno porque se llevan una experiencia de aprendizaje, de apreciación por lo que hacemos los científicos en Ensenada y en México, y cuando sean directores, diputados o presidentes de la república, tendrán esa visión y sensibilización por la ciencia”, mencionó el Dr. Mauricio Reyes, jefe del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Al investigador lo acompañaron en el presídium el Dr. Guido Marinone Moschetto, director general del CICESE; la Dra. Mónica Lacavex Berumen, vicerrectora del campus Ensenada de la UABC; el Dr. Fernando Rojas Íñiguez, director del Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM, y el Dr. Cuauhtémoc Turrent Thompson, en representación del comité organizador del TCJ.
“El ejército de organizadores (del taller) tienen una invaluable convicción: infectarnos con el virus del taller, y yo quedé totalmente infectado, es incurable. No hay medicina que los alivie”, mencionó Jonathan Saviñón de los Santos, ex tallerista del TCJ, quien después de esta experiencia regresó a Ensenada (actualmente estudia su posgrado aquí) y el año anterior participó en la organización del taller. “Me he dado cuenta de la invaluable labor que representa transmitir el conocimiento de formas no convencionales. He tenido la satisfacción de decir «no soy el único al que le gusta esto, hay más gente como yo»; la experiencia del taller me sirvió para mantener viva la llama de la curiosidad y la capacidad de asombro.”
Isaura Aguilar Pedrayes, también ex tallerista en 2010, aseguró que algo que la marcó mucho, y que ella no lo esperaba, fueron las amistades y los lazos que se generaron entre los talleristas de su generación: “es una experiencia muy valiosa. La última noche (del taller), apodada La Noche Triste, todos lloramos porque fue la primera ocasión en que pudimos hablar, compartir, discutir sobre ciencia con personas de mi edad. Pude darme cuenta de que la ciencia no es algo estático, algo que solo se queda en libros o películas, sino algo que evoluciona y que depende de la parte humana, es decir, del intercambio de ideas. Los invito a ser exploradores”, les dijo a los talleristas de este año.
Estos 18 años del TCJ significan que el trabajo colaborativo interinstitucional entre el CICESE, la UABC y la UNAM ha llegado a una etapa de madurez, gracias a la tenacidad del comité organizador, conformado por científicos de las tres instituciones, quienes a pesar de los vaivenes económicos que enfrenta el país, han sacado a adelante la gestión del taller de manera ininterrumpida. Así, los bachilleres seleccionados cuentan con becas completas para transportación, hospedaje y alimentación durante toda la semana.
La tradición del TCJ incluye un campamento científico que se realiza en las instalaciones del OAN ubicado en la Sierra San Pedro Mártir. Camino a este parque nacional, el grupo de talleristas e investigadores especializados en geología y biología realizan varias paradas para observar el entorno natural de la península, único en el mundo para estudios científicos. Una vez en el Observatorio, los estudiantes participan en varias actividades para descubrir más sobre el cosmos a través de la astronomía.