Ensenada, Baja California, México, 7 de octubre de 2018. Para analizar el desastre ambiental que representan las 10 toneladas de sargazo por kilómetro de playa que llegan a las costas del Caribe Mexicano desde mayo, investigadores dedicados a las ciencias del mar, en su mayoría del CICESE, se reunieron en el seminario “Sargazo: ¿qué hacemos?” impartido por el Dr. Julio Sheinbaum, investigador del Departamento de Oceanografía Física del CICESE.
Tras asistir a un taller organizado por el Instituto de Ecología y Cambio Climático (INECC), junto a la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo y el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, el Dr. Sheinbaum socializó con sus colegas los posibles factores que pueden estar provocando esta arribazón atípica, así como acciones que permitan conocer qué las provoca. Dijo que además de impactar económicamente al sector turístico de México, representa una pérdida invaluable del ecosistema por la erosión de las playas, la pérdida del pasto marino y el blanqueo del arrecife coralino del Caribe Mexicano, por mencionar algunas.
En 2009 se detectaron los primeros varamientos de sargazo a las costas de África, y de 2011 a 2015 se detectaron también en México. La biomasa de sargazo que llegó en 2015 se consideró un evento masivo, y el evento que actualmente llega al Caribe mexicano es 5 veces más grande. Aún se desconocen las razones de este fenómeno, ya que hace falta más investigación sobre el sargazo en el Atlántico.
El sargazo es un alga café pelágica que flota cerca de la superficie. Esto constituye una diferencia respecto a las poblaciones de sargazo en costas del Pacífico norte mexicano, donde viven fijas al fondo marino. Hay alrededor de 150 especies de sargazo registradas, pero en estas arribazones del Atlántico se han registrado Sargassum fluitans y Sargassum natans, fuente importante para el sostenimiento de ballenas, anguilas, tortugas y gran variedad de peces.
Para explicar el fenómeno lo más sencillo es adjudicarlo al Cambio Climático, mencionó el Dr. Sheinbaum, cuyo incremento de temperatura de casi 2 grados centígrados acelera el crecimiento del sargazo. Existen otros factores de gran escala que también podrían ocasionar el suceso, como el aumento de los nutrientes en el agua por la pérdida de vegetación en la región del Amazonas, derivado de malas prácticas agrícolas y las alteraciones del clima. Otro es el incremento de frecuencia de los polvos del desierto del Sahara, que se remueven por las grandes tormentas de arena que desde 1950 han aumentado 10 veces su tamaño y que acarrean muchos nutrientes hasta el Atlántico. Otro más es el cambio de fase de oscilación del Atlántico norte, producido por altas presiones en la atmósfera. Esto produce una diferencia de presión en el Atlántico que baja a los vientos que normalmente se encuentran en latitudes más altas, afectando la circulación y llevando hacia el sur al “Mar de los Sargazos”, que regularmente se ubica en el giro subtropical del Atlántico Norte. Estudios recientes indican que en este mar no se genera el sargazo, sino que se acumula en ese punto.
Hasta 2014, con un estudio se argumentaba que de alguna forma el sargazo pasaba las Antillas y que el viento influenciaba su traslado hacia el norte. El punto de quiebre fue que de 2011 a 2014 empezaron a aparecer grandes cantidades de sargazo en el Caribe y en África. Poco se sabe sobre cómo llegó ahí y en general cómo se comporta el sargazo. Lo que sí asegura la comunidad de investigadores, es que continuará hasta finales del año en curso.
Durante el seminario el Dr. Sheinbaum comentó que no es sencillo detectar el sargazo a partir de imágenes satelitales por la ubicación de las nubes. Los grupos especialistas que trabajan con estas imágenes, como el grupo de óptica de la Universidad del Sur de Florida (USF), empiezan a proponer alternativas de procesamiento muy detallado para conocer lo que ha pasado desde 2010.
Desde el Consorcio de Investigación del Golfo de México, conformado por el CICESE y diez instituciones de investigación mexicanas, se trabaja con simulaciones que muestran el movimiento de partículas en el Caribe, tomando en cuenta la velocidad de las corrientes marinas y el viento, para conocer cómo podría moverse el sargazo y, en algún momento, validar de dónde viene, cómo se agrupa y se dispersa.
El investigador aseguró que el trabajo debe ir más allá de una cuestión de modelos geostróficos, hacia modelos de muy alta resolución. Además, mencionó la necesidad de validar la climatología de la biomasa del sargazo para explicar el fenómeno a partir de un modelo que acople la física, biogeoquímica y fisiología del alga.
Cuando el sargazo se encuentra en su estado pelágico puede duplicar su peso en menos de 18 días. Lo importante de lidiar con el sargazo es por la base de nutrientes que representa para muchas especies; el problema no es solo una cuestión de moverlo, como la solución que muchas empresas de hoteles proponen.
Al sargazo que llega a las playas se le conoce como Marea Marrón, y es básicamente sargazo muerto. En ese estado, la acumulación masiva genera bacterias y provoca la degradación de la playa a partir de este ciclo: el sargazo limita el flujo de luz que entra al agua, esencial para el crecimiento de los pastos marinos, refugio de muchas especies. Toda la materia orgánica que genera el sargazo muerto rebasa la capacidad del sistema para absorberla. Las bacterias generadas consumen el oxígeno, dando lugar a zonas anóxicas a lo largo de la costa. Además, el sargazo libera ácido sulfhídrico, cuyas consecuencias de respirarlo también se desconocen; esto tomando en cuenta a las personas que pasan horas limpiando las playas. Conservar los pastos marinos también es fundamental para la conservación de los arrecifes de coral. La degradación de las playas y los cambios de línea de costa, necesitan meses para recuperarse, interfiriendo con los periodos de anidación de muchas especies. Desde esta gran perspectiva ecológica, la interrogante es ¿cuánto va a aguantar el sistema?
Actualmente se hace una estimación del área cubierta por sargazo por parte de la USF y el ICML - UNAM. Al no existir lineamientos claros en la ley, ya que el sargazo no se declara como emergencia (a diferencia de los huracanes), ha ocurrido el traslado de las toneladas de sargazo a tierra, a 5 kilómetros de la costa, y ahí se queda, emanando distintos gases.
Con información de la Dra. Briggitta I. van Tussenbroek del ICML y del Dr. Julio Sheinbaum, se sugieren pasos básicos para mitigar este problema ambiental masivo, como contar con un sistema de predicción de afluencias masivas, mantener las masas flotantes de sargazo a una distancia suficiente que no afecte las costas, establecer sitios con acondicionamiento adecuado y de fácil acceso para transporte del sargazo a tierra, desarrollar un marco legislativo adecuado y establecer colaboraciones estrechas y canales de comunicación efectivos entre científicos, iniciativa privada, gobierno y organizaciones no gubernamentales, en todos los niveles.
Además se necesita un fondo especial del gobierno para poder investigar y dar las alternativas adecuadas para que los centros de investigación y organismos puedan acceder a una propuesta única, opinó el Dr. Sheinbaum, esto “a partir de un consorcio de investigación que atienda los diferentes aspectos de la problemática, incluyendo los que requieren de acción inmediata pero también a los de largo plazo. Esto es un ejemplo de algo que necesita ciencia básica y de frontera, porque no sabemos lo que está pasando”, dijo.