Ensenada, Baja California, México, 23 de diciembre de 2018. El primer artículo que predijo un aumento en la temperatura asociado al incremento de CO2 en la atmósfera fue publicado en 1896. A partir de ahí, científicos, asesores gubernamentales y hasta expertos de la industria del petróleo anunciaron reiteradamente las perturbaciones que hoy están ocurriendo y que son consistentes con la teoría que fue publicada hace más de un siglo.
Por ello, el cambio climático representa un reto y una oportunidad no solo para la oceanografía en lo que resta de este siglo, sino también para los grandes capitales que ya se están moviendo hacia la ingeniería del carbono, creando empresas que se van a dedicar a remover este gas de la atmósfera, generando con ello un mercado que según Wall Street valdrá trillones de dólares.
“Estamos mejor equipados de lo que pensábamos para tratar este problema. Sabemos que las tecnologías (para dar con soluciones) existen pero tenemos que actuar pronto. La emisión aumento 1.3% de 1970 al 2000. Del 2000 al 2015 se duplicó. No estamos reduciendo la velocidad, la estamos acelerando”.
Esto lo señaló Sergio Sañudo Wilhelmy, investigador adjunto del CICESE (trabaja como profesor en Ciencias Biológicas en la Universidad del Sur de California), quien destacó tres puntos:
• Que el cambio en el clima puede ser muy abrupto, no gradual como todos nos imaginamos, pues en los últimos 450 mil años ya se han presentado cambios de 10 grados en la temperatura promedio en un lapso de apenas 50 años.
• Que el tiempo de residencia del CO2 es de cientos de años, por lo que prácticamente nada pasaría si en este momento se dejaran de quemar combustibles fósiles. Si acaso bajarían pocas décimas de grado en los próximos mil años.
• Que se necesita considerar las llamadas emisiones negativas de CO2 (retirar o absorber el bióxido de carbono de la atmósfera) como acciones complementarias para tratar de mantener la temperatura apenas 2 grados por arriba del promedio actual. Las primeras compañías ya están haciendo ciencia para modificar la anhidrasa carbónica y desarrollar procesos para capturar o secuestrar carbono. En realidad no estamos todavía listos para hacerlo, pero tenemos el potencial.
Según explicó, la predicción del cambio climático empezó en 1896 con el artículo de Svante Arrhenius “On the Influence of Carbonic Acid in the Air upon the Temperature of the Ground”, publicado en la revista Philosophical Magazine and Journal of Science. Encontró que si doblamos la concentración de CO2 en la atmósfera la temperatura del planeta va a subir de 5 a 6 grados. “Lo que ahora sabemos con IPCC (…) pero en ese momento a nadie le importó…”
Después de revisar los principales artículos científicos que terminaron conectando el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera con el incremento de la temperatura global de la Tierra, Sergio Sañudo destacó que las perturbaciones son consistentes con la teoría que se ha estado publicando desde hace 100 años. “El cambio ya llegó, solo es cuestión de saber qué tan mal va a estar”. Y para ello hizo referencia a impactos como el aumento en el nivel de mar, la destrucción de corales (“posiblemente ya sea muy tarde para salvarlos”), o el deshielo en los polos que podría afectar todas las corrientes oceánicas, por citar solo unos.
Para quienes ven esto como escenarios muy lejanos, presentó un reporte elaborado por la NOAA sobre cómo han aumentado los desastres asociados al cambio climático (huracanes, sequías, inundaciones, incendios forestales, tormentas severas, heladas), particularmente eventos que han provocado daños por más de un billón de dólares en Estados Unidos.
De 1980 al presente, es decir, con un aumento en la temperatura de apenas un grado, se han incrementado 5 veces este tipo de eventos. “¿Qué es lo que podemos esperar si lo subimos a 5 o 6 grados? No sé cuántos de estos desastres puede soportar México. Estamos esperando huracanes de categoría 6. Si pasa uno de éstos por la mitad del país, ¿qué va a pasar? Ya no podemos ignorar esto..”
Por eso considera estos escenarios como catalizadores de conflictos. Dijo que independientemente de lo que diga el presidente Trump, el congreso de Estados Unidos ya autorizó fondos para que sus fuerzas armadas se preparen y tengan capacidad de respuesta ante conflictos generados por el cambio climático.
Ante eso, preguntó: “¿Qué estamos haciendo en México..?”
Otro punto a considerar es hacia a dónde se están moviendo los grandes capitales para aprovechar las emisiones negativas de CO2 y la ingeniería del carbón, pues representan una oportunidad para abrir nuevos mercados.
Según Wall Street, estas nuevas industrias competirán por un mercado valuado en trillones de dólares. Pero no solo eso. Considerando el tiempo de residencia del CO2, que es de cientos de años, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) corrió mil escenarios diferentes (modelos numéricos) de lo que nos espera. De todos ellos solo 116 mantendrían la temperatura solo 2 grados por arriba del promedio actual, y de ellos 108 requieren emisiones negativas. Esto es, no basta con cortar de tajo las emisiones de CO2 a la atmósfera, sino que se requiere removerlo y guardarlo para estabilizar el clima.
“¿Estamos listos para hacerlo? No, no estamos listos. No sabemos dónde hacerlo ni cuándo hacerlo. No conocemos el transporte de masas. Tenemos el potencial de hacerlo, pero no lo hemos hecho. Pensamos que teníamos que hacerlo en el mar abierto, pero en un artículo que se publicó el año pasado se ve que hay una transferencia de carbono hacia aguas profundas aún en zonas costeras. Por eso necesitamos saber en dónde y cuándo hacerlo…”