Ensenada, Baja California, México, 5 de marzo de 2021. Al contabilizar que cerca de 20% de los pinnípedos varados en las playas de Ensenada, entre ellos lobos marinos y focas, presentaban heridas de bala y objetos punzocortantes como causa de muerte, un grupo de investigadores consideró necesario estudiar cómo es la interacción entre los pinnípedos y las comunidades pesqueras.
En un artículo científico publicado recientemente en la revista Aquatic Mammals, el grupo de conformado por Alejandro Arias Del Razo, investigador de la Universidad de las Américas Puebla; Gisela Heckel, del CICESE; Yolanda Schramm, de la UABC; y Andrea Sáenz Arroyo, de El Colegio de la Frontera Sur, reportó cuál es la percepción que tienen los pescadores de la costa oeste de Baja California sobre los pinnípedos, en específico sobre el lobo marino de California y la foca común de puerto.
Desde 1998, la Dra. Gisela Heckel, junto a sus colegas de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de Ensenada, A.C. (ICMME), han realizado recorridos en las playas de Ensenada para registrar los varamientos de mamíferos marinos. “Platicando con los pescadores confirmamos que no quieren a los lobos marinos. Desde antes habíamos observado esto porque hicimos un estudio y nos dimos cuenta de que casi 20% de los animales muertos que encontrábamos en las playas tenían heridas de bala, las aletas cortadas, o estaban golpeados, con la mandíbula destrozada, por ejemplo”, compartió la investigadora.
A partir de esto iniciaron una búsqueda de información y encontraron que la interacción entre pesquerías y el 80% de las especies de pinnípedos ha ocasionado problemas ecológicos y económicos en otras partes del mundo. Como los pinnípedos entran a las redes y los cultivos de peces, los pescadores no los quieren y toman medidas contra ellos. Una de ellas, muy drástica, es matarlos a balazos.
Sobre el estudio, dijo: “Queríamos establecer cuál es la percepción de los pescadores en Baja California sobre cuatro especies de pinnípedos (lobo marino de California, foca de puerto, elefante marino del norte y lobo fino de Guadalupe) en las islas del oeste de la península, y con qué especies interactúan más”. Para ello, primero realizaron entrevistas a 77 pescadores que pertenecen a tres cooperativas que laboran en las islas San Jerónimo, Natividad, Asunción y San Roque. Además, se entrevistó a buzos de una compañía de acuacultura cuya actividad primaria se realiza en la Isla Todos Santos. Primero, se les mostraron fotografías de los pinnípedos a los pescadores para que los identificaran. Después, compartieron su experiencia en la pesca, qué tipo de equipo utilizan, las especies que pescan, si algún animal ha interferido con su pesca, con qué frecuencia y cómo ocurría.
Los resultados del estudio muestran que los pescadores piensan y sienten que compiten directamente con los pinnípedos por los recursos pesqueros. Las especies más identificadas son el lobo marino de California, seguido por la foca común de puerto.
A través de las entrevistas, los investigadores se dieron cuenta de que en realidad la frecuencia de interacción con los pinnípedos estaba en la memoria a largo plazo de los pescadores, ya que 81% de los pescadores mencionaron que la interacción con estos mamíferos ocurre casi a diario. Sin embargo, solo 21% de los entrevistados dijeron que habían interactuado con un pinnípedo el día de pesca previo.
La frecuencia de interacción entre pescadores y pinnípedos depende mucho del tipo de pesquería y qué tanto han aprendido los pinnípedos a aprovecharse del recurso pesquero, por lo que el problema es distinto en cada campo. En esta región las cooperativas se dedican principalmente a la captura de langosta, que se realiza con trampas, y de abulón, que se captura a mano, buceando. El 18% de los pescadores entrevistados reportaron que los lobos marinos interfieren con la pesquería de langosta, porque al robar los cebos de las trampas, dañan el equipo.
Los pinnípedos no comen langosta ni abulón, prefieren a los peces. Entonces, la mayor interacción se da con pesquerías que usan redes de deriva o agalleras y de cerco. En los cultivos, los pinnípedos que tienen la fuerza suficiente muerden y entran a la red, comen el producto. En cualquier caso, al escapar se llevan la red si ésta se engancha a sus cuerpos, lo que provoca infecciones y muerte por asfixia cuando el animal sigue creciendo.
Tanto los pinnípedos como la productividad pesquera pueden coexistir si los pescadores son tolerantes. Sobre todo, si ellos mismos encuentran la forma de evitar que los lobos interfieran. “Es como una carrera armamentista”, compartió la investigadora. “Cuando no los matan, los pescadores son ingeniosos: usan un cebo atractivo y lo alejan de la zona donde están esperando capturar langosta. Esto es un distractor para los lobos”.
Por otra parte, el gobierno tiene la obligación de proteger a las especies; sin embargo, aplicar la ley es la parte difícil. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) es la encargada de vigilar a las especies protegidas, pero la escasez de recursos económicos y humanos dificulta su objetivo.
“Hace unos años yo era muy comprensiva con los pescadores, pero con el tiempo me he dado cuenta de que no hay excusa para matar a estos animales. Es mejor que busquen métodos, como los que ya han encontrado, para evitar que los mamíferos marinos se metan en sus redes y les roben el producto. No es correcto matar fauna silvestre solo porque les moleste”, agregó la investigadora.